jueves, 12 de mayo de 2011

TERAPIA DE SONIDO

ORIGEN E HISTORIA DE LA TERAPIA DE SONIDO CON CUENCOS TIBETANOS.


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Izu era un asceta que, renunciando a las riquezas del mundo y decidido a encontrarse a sí mimo, se instaló con un cuenco de madera, una cuchara y una vieja túnica en las montañas de la cordillera del Himalaya. Allí, en una árida explanada, cerraba los ojos escuchando los cantos de los pájaros, el sonido de los vientos y el rugir de las aguas de una cascada cercana. Así pasó meses, incluso años. En silencio escuchaba y meditaba las palabras invisibles de los elementos.
Cierto día Izu, habiendo alcanzado un alto grado de concetración y llegando a la integración con todos los sonidos que le rodeaban, sintió que su corazón crecía en lo más profundo de su plexo solar. Sentía una presión que le era agradable pero dolorosa al mismo tiempo, tanto que, no pudiendo resistirlo, abrtió la boca para gritar, más su garganta no emitió sonido alguno. La presión seguía creciendo y cuando el dolor era casi insoportable vio frente así un gran dragón amarillo que emergía de la tierra. Izu, paralizado por el miedo no se movió. El dragón lanzó fuego sobre el cuenco de madera que Izu empleaba para beber y comer, llenándolo de un fluido dorado y conviertiéndolo en un recipiento de pulido metal. Finalmente el Dragón le dijo a Izu" Tu eres la persona que mejor ha sabido guardar en su interior los sonidos de la vida y la muerte, del odio y el amor, de la oscuridad y la luz. Por ello en nombre de los dioses del conocimiento, te hago entrega de este objeto capaz de trasmitir las sensaciones más increíbles, capaz de estremecer tu alma y también tu corazón.
Según cuenta la leyenda, así nacieron los cuencos tibetanos y desde hace milenios han sido utilizados, como práctica habitual, en todos los Monasterios y Lamaserías del Tibet nepal y la india.
Los milenarios cuencos tibetanos son un instrumento ideal para alcanzar un equilibrio físico, mental, emocional. Su práctica abre las puertas al misterio que transmiten sus sonidos, e invita a un viaje personal para lograr un estado de serenidad, creatividad, bienestar y afinidad con la salud. Los cuencos tibetanos tienen un inconfundible efecto sobre las personas. Se utilizan cada vez más con fines terapéutico ya que  dirige el sonido correcto hacia nosotros mismos.
Los secretos de estos cuencos son un misterio que los monjes tibetanos guardaron durante mucho tiempo. Sus sonidos nos invitan a una experiencia de armonía, profundo bienestar y serenidad. Cuando todo en nuestro cuerpo esta “afinado” se produce música.
Cuando se producen bloqueos el cuerpo deja de resonar con el universo y con su entorno, porque pierde su sonido original armónico y aparece entonces la desarmonía del cuerpo.
Al aplicar sobre el cuerpo, ya sean los sonidos armónicos de los cuencos, o de la voz, por resonancia, el cuerpo reconoce los sonidos, identificando así, el sonido armónico que le corresponde para restablecer su equilibrio y armonía natural.

Los cuencos se utilizaban tradicionalmente para la meditación y la sanación. Se golpean o se frotan con una baqueta. Su sonido característico con resonancias armónicas (sobretonos) se utiliza como herramienta de vibración para reducir el estrés, equilibrar los centros vitales (chakras), y aumentar la energía, propiciar un camino hacia la sanación, y la quietud necesaria para meditar. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, transportado a un espacio de tranquilidad y equilibrio. Este espacio existe dentro de cada persona: un lugar donde tomamos contacto con la "Sinfonía del Universo.

ORIGEN E HISTORIA DE LA TERAPIA DE SONIDO CON CUENCOS TIBETANOS.


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Originalmente los Cuencos Tibetanos eran vasijas de diferentes tamaños que estaban compuestas por once metales.
Se usaban para la Sanación de algunas dolencias del cuerpo, Cada área del cuerpo es un reino, y a cada Reino le corresponden sonidos y vibraciones especificas.

LOS SONIDOS Y LA MEDICINA VIBRACIONAL.
El concepto del sonido como medio capaz de transportar el espíritu humano a un estado diferente de conciencia es tan antiguo como la propia humanidad. Los sonidos sin palabras transmiten mensajes que van acompañados por estados que se extienden desde la tensión a la relajación, inquietud por el sentido de bienestar. El sonido es un código universal, tiene un “idioma” que el cuerpo y la mente reconoce y entiende cuando lo escucha.
El sonido es información para el cuerpo y para la mente.
Por eso, cuando el cuerpo escucha los sonidos armónicos, activa en él, por resonancia, su código armónico interno. Produciendo así los cambios necesarios para el cuerpo.
La medicina vibracional
es la medicina de la conciencia, es un proceso de conocimiento que nos lleva a un estado desde el que podemos comprender la enfermedad como un camino de realización. En ese estado de comprensión la salud es la manifestación del salto dado.
Todo es vibración y todo conocimiento tiene una esencia vibracional, la materia, la luz, el sonido, el prana son diferentes manifestaciones de una misma Realidad, mediante nuestros sentidos físicos podemos captar una estrecha franja de ella pero disponemos de muchos recursos para ampliar este espectro e interactuar con el.
Existen multitud de vibraciones macro-cósmicas imperceptibles a nuestros sentidos que tienen sobre nosotros gran influencia, tal es el caso de la luz de las estrellas, escalada a sonido –luz y sonido están en una relación de 48 octavas- escucharemos el ritmo ancestral de todas las músicas de la tierra, se trata de vibraciones sutiles imprescindibles para nuestro equilibrio y sincronización de nuestros relojes internos, cuando desconectamos de ellas necesitamos algún tipo de sustitutivo –por ejemplo música excesivamente rítmica- que no siempre produce los mismos efectos beneficiosos. Otro ejemplo más cercano lo constituye el ritmo de los planetas del sistema solar. Según las leyes de la física quántica, todo es energía, y la energía vibra a diferentes frecuencias creando diferentes tipos de ondas: luz, sonido, ondas electromagnéticas, etc. incluso la materia es energía con una frecuencia vibratoria menor, lo que le da esa apariencia de densidad, que en realidad está compuesta por diferentes ondas congeladas o cristalizadas. De ahí se desprende que todo en el universo, incluyendo el cuerpo humano, está en un continuo estado de vibración, con mayor o menor frecuencia, y las manifestaciones de esa vibración producen diferentes sensaciones y percepciones.
Toda la materia emite sonido aunque dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro umbral de audición. Nuestro cuerpo físico también emite diferentes sonidos desde nuestros órganos, hasta nuestras auras, ambos generados por los átomos que los configuran y que están en continua vibración emitiendo diferentes tipos de ondas. El ser humano presenta una realidad vibracional rica y apasionante que va desde el ritmo de los órganos vitales, la respiración, la actividad mental, las emociones y cada capa o cuerpo sutil integrada en el todo de lo que realmente somos.
CÓMO ACTÚAN LOS CUENCOS. Cada Cuenco posee un sonido fundamental, y de éste sonido se desprenden otros tonos, más altos y más bajos, los que guardan una relación, o proporción armónica con el tono fundamental.
Las vibraciones armónicas alteran la materia reordenando su estructura molecular, realineando, y equilibrándose, la energía, en todos los niveles. Mediante el empleo regular del sonido combinado con la intención, podemos empezar a vibrar de manera más rápida, a un nivel celular o molecular. Esto recibe el nombre de "subir la frecuencia". Una frecuencia de vibración más elevada crea mayores espacios entre las células, lo que las hace menos densas, evitando que las energías negativas o ajenas se nos adhieran fácilmente y consiguiendo estados más elevados de conciencia y facilitando bienestar y armonía.
La terapia del sonido se fundamente en el principio de "resonancia en simpatía o solidaria". El término resonancia se refiere al índice vibratorio de un objeto, y la resonancia solidaria o en simpatía se refiere al hecho de que un objeto vibrante provoca una vibración acompasada en otro; dicho de otro modo, el índice de vibración de un objeto se iguala al índice de vibración de otro objeto. Así es como actúa la cismática, y a esto se debe también el hecho de que algunas cantantes de ópera sean capaces de romper objetos de cristal con sus voces, o de que el ruido de los vehículos en circulación provoque el traqueteo de sus muebles. Ya sabemos que cada parte del cuerpo y sus campos están vibrando. Es, pues, lógico que cada parte del cuerpo, se trate de un órgano o de un chakra, tenga una frecuencia (índice de vibración) óptima, sana. Cuando estamos enfermos, se debe a que alguna parte de nosotros no está vibrando en armonía consigo misma, con las demás partes o con el entorno. Esta disonancia o enfermedad puede sanarse con sonido y voluntad (intención) ‚ devolviendo a las partes enfermas su frecuencia sana.
INDICACIONES:
  • Alivio del estrés y la ansiedad.
  • Mejora de la concentración.
  • Mejora de la creatividad.
  • Mejora de la visión (física, mental y espiritual).
  • Equilibrio de los hemisferios cerebrales.
  • Restablecimiento del equilibrio del sistema endocrino mediante la vibración de la hipófisis o pituitaria.
  • Alivio de la sinusitis y los dolores de cabeza.
  • Estímulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.
  • Aumento de la energía por medio de la estimulación del líquido cefalorraquídeo (posiblemente la forma física de la energía kundalini).
  • Equilibrio y limpieza de los chakras y del aura (y los órganos y glándulas correspondientes).
  • Limpieza del entorno.
  • Fácil acceso a la intuición y a la conciencia superiores.
  • Desbloqueos emocionales y energéticos.
Actúa como fuente de energía para todo el cuerpo. Afloja y libera tensiones musculares. Expande e intensifica el cuerpo aurico, que actúa como defensa energética. Aumenta en general las defensas del organismo y brinda paz interior. Trabaja sobre el equilibrio entre ambos hemisferios cerebrales, resultando ideal para personas muy racionales o con estrés mental.
Su práctica regular ayuda a la reafirmación personal y favorece una mejor relación con el entorno. Los sonidos que emanan de estos maravillosos instrumentos son un gran apoyo para la meditación ya que estimulan la actividad de ondas cerebrales de tipo alfa y beta y despierta la capacidad de dar y recibir.
Los sonidos de los cuencos y de la voz, permiten que nos re-conectemos de manera amorosa con nosotros mismos.
Al estar armonizados, todo lo que nos rodea se modifica, comenzamos a resonar con nuestro entorno, modificando sutilmente todo lo que nos rodea. Hay que tener el cuenta que el cuenco reproduce el OM, el sonido primigenio, el sonido constante del Universo, de la creación, de la armonía, el que se escucha en nuestro interior. Y es cuenco se encarga de restablecer ese sonido en nosotros.
CÓMO USAR LOS CUENCOS TIBETANOS.    proporcionan masajes sonoros que favorecen tanto la meditación como la sanación.
Pueden utilizarse en contacto con el paciente o en distancia corta, dependiendo del tamaño del cuenco y de las notas que emite. Algunos se utilizarán para realizar los masajes en la cabeza y zona torácica y otros en la zona abdominal.
El periodo de tiempo puede ser variable y se hace sonar con las mismas técnicas que el cuenco de cuarzo.
MEDITACIÓN CON CUENCOS. Una meditación sencilla con el sonido de los cuencos consiste en hacer sonar el cuenco y dejarnos llevar por ese sonido mágico que transmite. Visualizamos como las ondas del sonido llegan a todas las partes del cuerpo, y prestaremos especial atención de la reacción de nuestro cuerpo con el sonido. Se trata de escuchar nuestro propio sonido, comprobar si está en armonía con el del cuenco. Al principio puede costar, pero con la práctica diaria pronto escucharemos el sonido original y sentiremos como el sonido del cuenco está en equilibrio con el de nuestro cuerpo.
Para comprobar si tenemos bien los chakras haremos sonar el cuenco y lo colocamos a la altura de cada chakra, el sonido emitido nos hará saber si el chakra está descompensado, en exceso o en defecto. Esto podemos hacerlo a nosotros mismos o a terceras personas.
Podemos también para despejarnos de energías negativas o de sobrecargas energéticas, hacer sonar el cuenco y pasarlo por todo nuestro cuerpo de arriba abajo.
Podemos hacer la terapia para el hogar haciendo sonar el cuenco por todas las habitaciones de la casa, y sentir qué nos transmite el sonido, si está sobrecargada o en armonía, la energía que hay en cada habitación.
Extraído de ser existencial del alma.

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